por ahí

- ¿viste cómo tocan? - pregunta el de casi peluca, una especie de peinado de playmobil estacado en la jeta. - y sí, para eso vinimos. - pero la respuesta está tapada por una distorsión, eso que suenan también son notas, se recuerda alguno en el frente mientras agita la cabeza, headbanger, el disparador sideral que sigue el ritmo con el parietal que mejor cabecea.
Había alguna cerveza en el ambiente, pero sobre todo reinaba el calor, y le soplabas con todas tus ganas pero no le derrocabas ni las pantuflas; en el escenario seguro se multiplicaban los grados pero las chicas se movían con ganas, como si rebotaran la sensación térmica en música, como ventilando vibraciones. el batero ya no se enojaba porque tenía los tambores sanos.
La del micrófono estaba escondida en la guitarra, pero había otra con micrófono que más bien se expandía desde su guitarra. dos formas de usar 6 cuerdas: un escudo para una, una lanza para la otra. lanza de dos puntas, porque mientras atacaba era como clavarse el pecho y desangrarse acordes. pero tampoco tanto, el de la escalera lo pensaba más por el buen ánimo que por otra cosa.
- la que se sube al escenario a saludar quiere mostrarle la espalda descubierta la público, sugiero yo, por comentar algo que pareciera que todo lo que ocurre del escenario para arriba requiere una opinión. pero no, es por hablar nomás, la bajista se corre los pelos pero no siempre, y no siempre quiere decir que se enrieda también, y que pisa con fuerza, y que los dedos le caminan una escalera fija de cuatro escalones, y está bueno mirarlos.
Al frente hay una chica que sonríe, mira para atrás, seria, aplaude, sonríe, mira para atrás, seria.
A veces consiguen entenderse fragmentos de la letra de alguna canción, y la cabeza completa los versos, y hasta suena bien. después se evapora, como una voz embotellada que tiene algo para decir pero sólo en forma de estallidos.
'Da gusto ver la banda disfrutar', piensa el canoso. Quizás más tarde vuele alguna botella hasta su sien. Me quedaría a verlo, pero no soy del palo.
Y ojo, la música no era ruidosa, eh.
Para mi era la noche. Antes que empezaran a sonar, podía casi leerse en el aire, como esporas de neón en primavera.
Era la noche la que estaba ruidosa.

Publicadas portinch a la/s 2:07 a.m.  

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