Infinita

(borrador por ahí)

Giraba sin centro y estiraba esos bordes de sí misma, como delimitando voces. Luego cantó un espanto o dos, entre risas y vestidos. Quería darlo todo, quería recibir lo que hubiera; de querer se trataba su andar, de reclamar hasta la necesidad ajena, el permiso al capricho que desoye los permisos.

Luego dijo que bailaba, creyéndoselo a través del cuello, repitiéndolo con la risa que empezó a inundarlo todo, premonición de la tragedia solitaria que acechaba, que asediaba todo rastro de terminar la noche eso jamás.

Por último decidió que no hubiera final, que todo cuanto hiciera fuera lo primero. Que incluso su despedida, la desaparición en un flashazo de su cuerpo todo no fuera sino el inicio de su próximo regreso.

Publicadas portinch a la/s 2:58 p.m.  

0 comentarios:

Publicar un comentario