Inflación

Siempre pensé que mi primer recuerdo de la inflación estaba pegado al barco pirata de los Playmobil.
Creo que la historia es algo así: para un cumpleaños muy de chico recibí una caja con playmobils de no sé quién. A partir de ahí, se convirtió en el regalo obvio y no por eso menos celebradísimo de cada aniversario de vida. Así llegaba incluso a llenar cajas de televisores con los playmobil que iba acumulando. Grúas, autitos, lanchas, casa del sheriff, naves espaciales, de todo.
En un momento se me cruzó que quería el barco pirata. Empecé a ahorrar de lo que me daban para cosas del colegio, comida, pavadas semejantes infantiles, y fui juntando lentamente la plata para hacerme por mi propia cuenta con semejante adquisición. Muchos, muchos meses tuvieron que pasar para que alcanzara a juntar la plata (era de las cosas más caras, supongo que todavía lo debe ser). Y cuando fui a la juguetería, una que quedaba al lado de la clínica del Sol ahí en Coronel Díaz, resulta que el barco había aumentado notablemente.
A partir de ahí fue una carrera armamentista tremenda, el precio que subía, yo que juntaba moneditas para alcanzarle el tranco. Cuando finalmente una vez tuve la plata para hacerlo, me dio cosa. Fue la primera muestra que recuerdo de lo rata que puedo ser en ciertas cosas con la guita.

Pero todo esto para la siguiente tontería: hace poco se me ocurrió otro aprendizaje inflacionario en mi niñez: ¡EL BARQUILLERO DE MIRAMAR!



Claro que sí. Era asombro y desilusión repetida la de ver cómo año tras año se iban reduciendo las cifras de la ruleta de los barquillos, hasta lo último que recuerdo donde ya era como un premio máximo un mísero 4 y todo se barajaba mayormente entre 2 y 3. ¿Qué razonamiento infantil (bueno, másomenos como ahora tal vez pero con un poco menos de vocabulario) explicaría en aquel entonces el misterio del premio decreciente? ¿La avaricia del señor señor vendedor? ¿Los barquillos en peligro de extinción? La cosa es que sí recuerdo la consciencia clara de que barquilleros eran los de antes, más copados y emocionantes.

En fin, como tanto textito tanto textito ya me imagino que le estaba haciendo mal a la buena de Liza y sus calores, me puse las pilas maaaal y les compartí esta prescindible página de mi pensamiento.

Y de yapa, una foto de más barquillos:









prrrrrrr TS.

Publicadas portinch a la/s 3:37 p.m.  

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