El todo

Una parte por ahí dice que esta soledad es toda mía. Acá el que falto soy yo.
- Otros ojos la siguen, me caigo a pedazos. – agrega otra pieza desde el frente, imposible no sentirla.
- Ey, pero que si se juntan los pedazos quede algo como una sonrisa, aunque sea por la felicidad merecida, que no siempre es la que más brilla. – susurra una sombra del rincón.
Pasa volando un panadero. Creo que de algún lado una parte lo sopla, el panadero da una vuelta acrobática y luego se encamina en firme picada contra el suelo. Nadie vuelve a soplar.
- Despertarse temprano con las picaduras invisibles en la mano y la ventana abierta no puede alcanzar. – sentencia una pieza con algo de insensibilidad a cuestas.
Y así se sigue, como un rompecabezas con todas las piezas a mano y a la vez siempre incompleto.

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El Dúo Cómico Bulimia y Anorexia, ¡más flacas y enfermas que nunca!

A: A mi en casa me dicen Rexia.
B: ¿En serio?
A: Y sí. Otro apodo quedaría como el culo.

A: Dicen que las Barbies son mal ejemplo para las niñas por la figura que tienen.
B: Es muy cierto. Yo a la mía le quemaba la cintura con un encendedor para que adelgazara.

A: ¿Probaste la nueva mermelada de ciruelas bajas calorías La Campagnuolo?
B: Sí, y me pareció fantástica. A diferencia de otras mermeladas me deja un gustito de lo más agradable cuando la vomito.

B: Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen.
A: Pero que lo caguen a bifes a ese.

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EDICIÓN EXTRA

Tengo que decir que soy de los que se emocionan con las ediciones especiales en DVD de sus películas favoritas. Y hasta de las que me gustan un poco. Casi cualquier tipo de extra me interesa. Esa cuestión de poder asomarse a la mirada original del director, de escuchar los comentarios, ver secretos de la filmación, todo el otro lado de lo que uno conoce. En el peor de los casos puedo encontrarme con que las escenas que el director quería poner en principio hacían la película demasiado densa o explicaban demasiado, pero sino me gusta, tiqui, tengo siempre la versión normal y listo, ¿qué problema hay? (Un buen ejemplo es el DVD de Donnie Darko, a mi humilde entender un peliculón que si tuviera encima las escenas borradas que aparecen en el DVD se echaría un poco a perder con demasiadas explicaciones).

Ahora, cuando transcribía el texto anterior de los strippers del ejército, recordaba que en su momento al tener que variar unas cosas del texto como parte de un ejercicio terminé haciendo que a los strippers les disparaban apenas subían al escenario. Casi lo agrego al final, y entonces me puse a pensar si algún día empezarán a salir ediciones extras de libros.

Imagínense, notas al margen del escritor explicando distintos detalles, finales alternativos, bocetos del ilustrador, dibujos no utilizados en el caso de libros con ilustraciones, y la inclusión de esa escena de sexo demasiado descripta que el autor no había dejado temiendo que al Papa pudiera no gustarle.

¡Compre ya, El Alquimista Reloaded, incluye párrafos nunca antes vistos y nuevas fotos del autor en la contratapa! También incluye comentarios del editor sobre su experiencia de crecimiento personal durante la lectura de la obra y un paquete de figuritas coleccionables de Coelho Superstar.

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Paint it pink

En un taller que estoy haciendo salió esto. O entró esto, depende la perspectiva. Venía de ver con un gran amigo unos capítulos de los Monty Python, pero creo que la inspiración trocó en algo más al estilo Rompeportones.

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El subalterno agita la cabeza dubitativamente mientras inspecciona a los dos musculosos hombres que aguardan su señal para subir al escenario. Uno de ellos está temblando, como buscando una vía de escape. El otro no deja de sonreír. Se abre la camisa de jean revelando unos inflados pectorales. De una cartuchera en su cintura toma una pistola, se apunta al pecho y al apretar el gatillo se dispara un baño de aceite.
El subalterno niega con la cabeza.
- Esto es un error.
- No, no. – explica el del revólver. – Ya sé que no se ve muy bien que me dispare antes del show, pero a veces lo hago para darme inspiración, ¿sabes? Sobre todo cuando enfrento a un público difícil, y te imaginarás que esto de conquistar a las tropas no es cualquier cosa...
- Quiero decir... – el subalterno duda un momento. No quiere herir susceptibilidades. – No puedo creer que el comandante los haya enviado a ustedes a entretener al batallón.
- Ey, ey, a no juzgar un libro por su lomo. – Dice divertido el aceitoso dando una rápida vuelta sacudiendo la cola. – Nosotros podemos entretener a quien sea. Deberías habernos visto en la primera invasión a Irak... ¡Éramos el rayo y el relámpago de la tormenta del desierto, sí! ¡Nosotros humedecimos el desierto, bebé, hicimos que esos “patriots” dieran justo en el blanco, si entiendes lo que quiero decir! ¿No es así, Pete?
Su compañero sigue temblando, nervioso.
- Bueno... es que en ese entonces yo trabajaba con otro amigo, el bueno de Mike.
- ¿Qué fue de él? – pregunta el subalterno, de repente curioso.
- Se terminó encariñando mucho con las tropas y acabó como carne de cañón.
- Creo que no quiero saber más de Mike.
Alguien grita desde el escenario, escaleras arriba:
- Ey Bob, ¿qué ocurre? ¡Los muchachos están que arden!
El subalterno duda un momento.
- Eeeeh... ya están listos...
- ¿Listos? ¿Cómo que están listos? ¿Quiénes? – inquiere la voz visiblemente (¿sonoramente?) confundida.
- ¡Los preparativos! – se apura a explicar Bob. - ¡Para el show!
- Oh, bien. Vamos, envíalos al escenario de una buena vez.
El subalterno suspira con preocupación. El stripper aceitoso da saltitos como entrando en calor, a veces cambia el movimiento por una especie de cabalgata en el lugar sobre un caballo invisible. Al menos Bob quiere pensar que es un caballo lo que pretende montar.
- Miren, voy a ser franco con ustedes... – comienza a explicar, pero el aceitoso lo interrumpe enseguida, con una sonrisa retorcida en el rostro.
- Ay, otro militar juguetón, ji ji. Siempre les gusta jugar a ser Hitler, Stalin, Napoleón.... Pero ahora no, Bob, ¡ahora nos esperan!
- No, no entiendes. De eso quiero hablarles. Ustedes no son lo que la tropa espera.
- ¡ESO ES LO QUE YO DIGO! – estalla finalmente Mike, todavía temblando pero finalmente con algo de alivio.
- Oh, Pete, ya lo hemos discutido... – dice algo cansado el aceitoso.
El subalterno aprovecha la división interna para atacar.
- Pero escuche a su compañero, por favor. – dice casi rogando. – A estos soldados les han prometido un show caliente, algo que les haga olvidar el horror de la guerra...
Apenas dicha las palabras, el subalterno sabe que no se ha expresado con toda la claridad que la situación requiere.
- ¡Y eso es exactamente lo que somos! – exclama el aceitoso.
- ¡Pero ellos esperan mujeres! – decide el subalterno ser lo más concreto posible. - ¡Esto es el ejército! ¡Quieren mujeres! ¡Tetas, culos, conchas! ¡Gordas, raquíticas, torpes, narigonas, operadas, desparramadas, como quiera que sean, pero MU-JE-RES!
De sólo decir todo eso casi se siente excitado. Eso no debe ser normal, piensa el subalterno, pero no tiene tiempo para preocuparse por ello.
- Ay, ay... – susurra negando con la cabeza el aceitoso, casi paternalmente. - ¿Cuándo madurará el ejército, amigo mío? ¿Cuánto tiempo seguirán negando el futuro que se acerca a pasos agigantados e inevitables?
- ¿De qué demonios está hablando?
- Justamente, los demonios en los que aún creen, queridos míos. La homofobia militar ya fue, Bob. El Comandante lo ha entendido tan fácilmente. Es hora de crecer, de encontrar la forma definitiva de estrechar... jeje... los vínculos ... dentro de cada tropa.
- ¿El comandante planeó esto?
- No, no, el comandante tan sólo está al tanto, y se ha mostrado que entusiasta al respecto. Échale una mirada a la provisión de manteca en su heladera si no me crees. ¿Crees que hay tanto pan en todo medio oriente? Pero no, el plan viene de las más altas cúpulas, querido Bob. El Gobierno de nuestro país está cansado de tanto prejuicio y quiere promover una importante apertura en el ejército. Basta de machismo, chauvinismo, abismos, sismos... para hacer bien la guerra, ¡hay que hacer bien el amor! ¡Y que no haya mujeres a mano ya no será un impedimento!
- Pero.... los shows de mujeres... Britney, Christina, Cher eeeeh, Britney….
- Oh, vamos, Bob. ¿De veras crees que eso ayuda? ¿Cómo se sienten los soldados una vez que se baja el telón y se quedan solos, llenos de deseo incumplido? Hemos desmoralizado a nuestras tropas por décadas, ¿pero qué tal si toda esa energía que acaba – casi literalmente – de forma solitaria se convirtiera en un lazo que una a los soldados?
- Bueno... yo...
- Pronto comprenderás, Bob. Ahora... relájate y goza.
El aceitoso vuelve a levantar su arma y se da un nuevo baño de aceite. Mike le pone una mano en el hombro con cara de hijo pródigo, y recibe también a cambio un breve disparo de aceite. Los dientes de los hombres brillan en intraducibles sonrisas.
Con gracia y firmeza suben las escaleras hacia el escenario al tiempo que una música dance a toda máquina empieza a sonar. El subalterno se asoma a la escalera, espiando el show. Primero no se oye más que la música, pero pronto empiezan a hacerse sonar algunos aplausos, primero tímidos. Luego gritos. Algunas voces empiezan a cantar al son de la música. Chiflidos.
Bob mismo empieza a sacudir sus caderas al ritmo. Junto a él pasa un soldado cargando unas cajas. Bob no puede evitar echarle una mirada lasciva.

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