El asiento del subte

Años de actividades bajo un frío anonimato hacía suponer al mundo entero que sus miembros conformaban tan solo un grupo de individuos dispersos y desorganizados. Pero esta navidad la Asociación Amigos del Asiento del Subte (A.A.A.S.) ha decidido salir a la luz y exponer su existencia a través de un comunicado así como también de distintas publicidades que se irán dando a conocer por varios medios en los próximos días.
No sólo tenemos la privilegiada oportunidad de descubrir a esta particular asociación sino que además hemos tenido el honor de conocer en detalle algunos de sus manifiestos y libros organizativos. Entre ellos rescatamos en este primer acercamiento a modo de bienvenida y presentación un breve fragmento del capítulo intitulado "Categorización del Cazador de Asientos" del Manual exclusivo secreto para el mejor disfrute del viaje en subterráneo y espera en andenes así como también para la salida de la estación mediante escaleras preferiblemente mecánicas.
Donde puede leerse acerca de la siguiente tipificación de sus miembros:

- El gran simulador: este miembro realiza su acechanza de modo tal que nadie puede presentirlo. Fija su vista en un afiche del vagón, en un libro que lleva abierto, o simula cerrar los ojos espiando entre las pestañas. Una vez que ha logrado desviar cualquier sospecha sobre sus intenciones, puede dedicar por completo su atención al control de los asientos y estar preparado para actuar ante el mínimo movimiento. Su táctica entonces es simple: pasar desapercibido para surgir desde la invisibilidad misma hacia el asiento libre, inesperado, inevitable, como un puñal de viento.

- El desmayante: Hay una razón por la que los arqueros de fútbol se arrojan al piso cuando va hacia el arco una pelota muy difícil: llegan más rápido que corriendo hacia ella. De la misma forma, este miembro escoge reaccionar ante el asiento liberado con un súbito lanzamiento en caída libre en dirección directa hacia el espacio abierto. No sólo es la velocidad la que le asegura el éxito en su empresa, sino también la certeza generalizada de que si alguien ocupa el lugar con anterioridad, tendrá que cargar al desmayante sobre sus piernas.

- El golpeador: Minga la sutileza. ¿Alguien deja un lugar libre? Se lanza brazo por delante de otro pasajero, patadita al tobillo de la vieja que se quiere adelantar por la izquierda, cabezazo tucumano al tipo que pretendía sentarse con la novia en sus piernas, una cortina para cubrirle el paso al niño de guardapolvo y zas, en un rápido salto, culo contra el asiento, otro triunfo del espíritu.

- La casi golpeadora: Prácticamente es una sub-categoría de la clasificación anterior dedicada exclusivamente a las mujeres de la tercera edad. Estas son sin dudas las mayores exponentes de este estilo, sólo que en lugar de saltos y cabezazos tucumanos recurren a rápidos pasos con sus tacos sobre pies ajenos y el revoleo de bolsos y de miradas asesinas a quienes osen soñar con cruzarse en su camino.


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Psicoanálisis arquitectónico

Subo al ascensor, pensando en cualquier cosa. El aparato comienza el ascenso. De repente siento la certeza de que ya estoy en mi piso y llevo inmediatamente la mano a la puerta para abrirla aunque el ascensor sigue en movimiento.
Justo antes de hacerlo recapacito y me detengo. Me doy cuenta de que estoy en el cuarto piso.
Yo vivo en el sexto.



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