entonces

ahora destronarte, ocaso
como desenredando dedos
olfateando antojos,
desinvitarte del paisaje
del balcón sostenido
y tus pupilas sol

repartirte, abrazo
codeando relojes
con juego de muñeca
dislocando cadenas
hasta desatar los hombros

despeinarte, espera
rasguñar los ojos
con estos dedos secos
de tu adiós de barro

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algo

(ahora es borrador online)

el cielo viste noche y el aire confirma la tormenta por parir.

confundiendo los tiempos y enredando los espacios, el espejo de mi que es más lupa que reflejo, se asoma y se cree el hallazgo: la mano tuya que acaricia la sombra de mi eco más reciente.
abrir los ojos martilla los pies con clavos de imágenes, y apenas alcanzo a hacer equilibrio hasta hundirme en esta certeza movediza.
no hay dedos ahí atrás.
si algo llegó a rasguñarme fue la ingenuidad descolgada, incapaz de ser llamada al orden; como una memoria limada hasta el filo por el tiempo.
tus ojos ya no recorren estas líneas, y la única visita recurrente es esta luna que hoy se cubre de nubes y se toma unas envidiables vacaciones de mi.




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Infinita

(borrador por ahí)

Giraba sin centro y estiraba esos bordes de sí misma, como delimitando voces. Luego cantó un espanto o dos, entre risas y vestidos. Quería darlo todo, quería recibir lo que hubiera; de querer se trataba su andar, de reclamar hasta la necesidad ajena, el permiso al capricho que desoye los permisos.

Luego dijo que bailaba, creyéndoselo a través del cuello, repitiéndolo con la risa que empezó a inundarlo todo, premonición de la tragedia solitaria que acechaba, que asediaba todo rastro de terminar la noche eso jamás.

Por último decidió que no hubiera final, que todo cuanto hiciera fuera lo primero. Que incluso su despedida, la desaparición en un flashazo de su cuerpo todo no fuera sino el inicio de su próximo regreso.

Publicadas portinch a la/s 2:58 p.m. 0 comentarios