Tod y Toby

(Revisando el blog encontré entre los borradores de entradas esto que había escrito a principios del año pasado. Creo que no lo subí porque pensaba revisarlo y profundizar y decir unas cosas tremendas sobre el tema, pero... bueno, soy yo. Y podía decir esto y ya.)

Escribiendo recién en el fotolog de oye_la_mar me acordaba de Dumbo a raíz de un comentario plumense. (¿plumífero? ¡de plumas y ya!).

Deben haber pasado más de 20 años desde la última vez que vi esa película. ¿Qué me pasará ahora? Me da curiosiad. Hace un año me había bajado otro clásico que adoraba de chico: El zorro y el sabueso. Se lo dejé para ver a una amiga que estaba con su hijo en casa de visita y después me contó que la sacaron porque era muy triste. Sí, yo de eso me acordaba. Y la verdad, de poco más.
Ahora, iba a dar rienda suelta a la nostalgia y comentar otros dibujos de estos que te quedan grabados. Ah, e iba a decir que igual sé que hay películas que envejecen muy bien. Al menos para mi. Me pasó hace unos años de prestarle "El cristal encantado" a una amiga que la recordaba como maravillosa y que a los 2 minutos la sacó porque sentía que le estaba arruinando el recuerdo lindo que tenía, je. Yo en cambio esa la puedo ver una y mil veces y no deja de sorprenderme. Además, tiene un ritmo lento, unos detalles pocos cuadrados para una peli infantil, que me hacen sentir una especie de orgullo retroactivo por haber podido disfrutarla tanto tanto de chico.
Pero justo cuando escribía al final del primer párrafo lo de recordar lo triste que era me acordé de otra cosa. La semana pasada estábamos grabando para un programa unas entrevistas a gente en la calle sobre cine. Preguntando cosas clásicas, "peli favorita, cuál viste más veces, cuál lamentás haber visto, con cuál lloraste más", y así. El tema es que en un momento me llamó la atención que en general la favorita iba a la par de la que más nos había hecho llorar.
Estoy diciendo algo medio obvio, alguna vez pensaba en eso de que en todo caso para identificarnos siempre es un buen punto de encuentro la tristeza, como en las canciones, que la mayoría de las veces parece que va a pegar más una de lamentos que una de celebración.
Pero bueno.
Otro día sigo, ahora quiero terminar el jueguito puto de Cthulhu que ya estoy en la huida final.

La tristeza está bien.
(nota actual: acá decía "texto de Dolina", que hacía referencia a este: http://enumerando.blogspot.com/2009/02/instrucciones-para-abrir-el-paquete-de.html).

Pero también llega un momento en que me cansa. Me gusta, admiro el que puede rescatar lo otro. Sin ser obvio, contar una alegría en serio. Transmitir una felicidad. Pienso en Aprile de Moreti con mucha fuerza, y hasta me acuerdo de su "La habitación del hijo", donde en medio de la tristeza tremenda que recorre todo hay al final un asomarse a algo de la vida que a mi se me hizo íntimamente celebratorio. Quizás tenga que verla de nuevo y esté diciendo pavadas.

Pero eso. Me gusta la tristeza bien entendida. Pero si van a ser fáciles y baratos, prefiero una alegría de verano, una canción tonta bailable a una que pretende transmitir algo de tristeza y sólo me habla de lagrimitas y amores que se fueron.


Publicadas portinch a la/s 9:41 p.m. 0 comentarios