Asomado

Es un post medio personal, a modo de descarga de ciertas cosas que pasaron este fin de semana.

Por un lado, todo ese ánimo de pensar que surge cuando se cruza una muerte en el camino. La empatía ante el dolor, esa sensación de asomarse desde al precipicio por el cual avanzamos. Tan acostumbrados a andar que nos olvidamos que ahí nomás a un costado está el abismo. Y de repente una mirada al costado, y la caída que nos saluda y nos devuelve la mirada. Hola. Me quedan un par de sensaciones. Ojalá que cuando crezca pueda cuidar a mi viejo de la forma en que él cuida a mi abuela de 97 años. ("el hombre sexo", me dice ella, y me hace prometerle que voy a ser un buen católico. Por supuesto que acepto, con la condición de que ella no quiera morirse por dos días. Yo entiendo su cansancio, su dolor. Quien murió el domingo de madrugada es el tercer hijo que ve irse. El recuerdo del ser querido que está lejos provoca una nostalgia que puede doler pero está también llena de espera, de tranquilidad, de mirar para ahí norte sur este oeste, hay una dirección que guía el pensamiento. Recordar a los que mueren parece ser una nostalgia profunda y seca, perdida e infinita. Probablemente no llego a imaginarme el enorme vacío que debe sentir mi abuela, pero tengo la sensación de que esto de vivir también tiene algo de responsabilidad implícita con los que nos acompañan. Los que nos quieren.

Las últimas semanas en dos lugares disímiles había encontrado referencias a la muerte que me habían hecho sonreír. En una historieta de super-héroes, a un reciente viudo le recomendaban hablar con su difunta mujer. Eso hace sobre el final, y en esas últimas viñetas parece tan claro que el lugar que queda no se cubre con silencio, no se puede distraer, que de alguna forma está en uno seguir cuidándolo, darle alguna forma de vida, de la propia, de la que queda.
En una lista de mails, ante el fallecimiento del hermano de una integrante, uno de los miembros de la lista le escribió acerca de su propia experiencia con la muerte de - también - un hermano. Hablaba de recordar. Como forma de mantener presentes a las personas que mueren.
Ojalá cuando me muera mis amigos se junten a tomar un cafecito ahí al lado del cementerio y encuentren alguna anécdota pavota sobre mi para sonreír un ratito. Ojalá les deje algo de eso, aunque sea de última que uno se ilumine y comente "se acuerdan la vez que en su blog dijo que ojalá en esta situación alguien recordara aunque sea la vez que en su blog en una situación como esta...(etcétera)".

Bueno, eso, che. Yo qué sé si el viento sopla tan fuerte en todas partes.


Publicadas portinch a la/s 3:14 p.m.  

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