No es bueno pero es mío

LA CAJA DEL MUNDO

Pandora contempla la caja sobre la mesa. En realidad no observa los dibujos sobre la madera, las formas monstruosas de advertencias que la revisten a cada lado. Lo que sus ojos exploran es el interior de la caja, y no es que sus ojos puedan realmente traspasar las paredes de madera y descubrir su contenido, sino que la mirada se le pierde en la superficie tallada mientras sus pensamientos si logran filtrarse en aquel misterio que le ha sido entregado.
Los males del mundo en una caja para ser cuidados por ella, guardiana involuntaria del destino. Pestes, vicios, defectos, la envidia y el odio, el desprecio y la ambición, sobre su mesa, a su cuidado. En soledad recuerda a los hombres agolpados a su puerta, llamándola a gritos, uno poniendo la caja en sus manos, otro dándole explicaciones, tantos otros observando. Pandora, cuida que el mundo sea un lugar seguro, no abras nunca la caja, esto no es un juego, tu responsabilidad, no vayas a fallarnos.
Pandora cierra los ojos, respira profundo y poco a poco va borrando las voces ajenas que retumban en su cabeza. Continúa limpiando lentamente su interior hasta que se hace una paz que la lleva a sonreír automáticamente. Entonces se pone de pie, avanza hasta la mesa y sin que se borre esa sonrisa de su rostro abre la caja en un solo movimiento. Nunca abrir la caja. Hombres ciegos y necios. Pandora sabe que hay puertas que no deben abrirse. Pero también sabe que la puerta segura es aquella que puede dejarse abierta. La caja solo contiene nombres, figuras, demonios vestidos con los trajes de las pestes que ya habitan la humanidad toda. Esperaban que ella escondiera el secreto, pero ella quiere que todos enfrenten la realidad cargando sus propias bestias. Que enfrenten el hecho de que la única caja de Pandora es este mundo nuestro encerrándonos entre cuerdas invisibles y paredes de ojos y juicios.

Publicadas portinch a la/s 2:03 p.m.  

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